La pintora Eva Armisén (Zaragoza, 1969) sabe que el mundo tiende a perder los colores, pero no se resigna a ello: sus personajes siempre sonríen. Sabe también que los adultos conservamos en algún lugar el niño que fuimos, por eso guiña el ojo a la niña que lleva dentro. Y nos regala un universo imaginario que ojalá existiera, una obra fresca, directa y sincera que nos conecta por la vía rápida con nuestro yo más auténtico, con lo que somos cuando caen las máscaras.
Los cuadros de Eva nacen de ideas que se concretan en palabras y que se integran en la escena sin querer molestar: no tienen la relevancia de un título ni la discreción excesiva de una nota a pie de página. Estas palabras forman parte del paisaje final, a veces por partida doble: en bruto y en neto. Porque la artista nos muestra el resultado pero también el proceso de creación de la obra. Nos enseña las capas del vestido para dar a entender que no tiene nada que ocultar. Se desnuda y nos desnuda. Tanto tú como yo como las figuras de lápiz o pincel somos seres en construcción que avanzamos a base de aciertos y errores. Que acumulamos dudas y deseos. Que nos nutrimos de belleza para hacer frente a los miedos.
Treinta años después de haber aterrizado en Barcelona, Eva tiene hoy la energía de la madurez, de quien sabe adónde va y cómo se llega. Se conoce a sí misma más que nunca y no piensa renunciar a ser quién es, ahora que ha aprendido a deshacer los pasos que no llevan a ninguna parte, ahora que pisa la ciudad y el campo con la tranquilidad de ir bien calzada, ahora que encuentra la verdad incluso antes de buscarla.
Protagonizadas a menudo por su alter ego en dos dimensiones, las pinturas de Eva Armisén se hacen querer. Nos empujan a sacar afuera la mejor versión de nosotros. Nos invitan a leer la poesía camuflada en los pequeños recortes de vida, a fijarnos en la flor que crece contra el asfalto. Nos despiertan el orgullo de ser mujeres, tan frágiles como todos y más fuertes que nadie. Nos animan a columpiarnos hasta tocar el cielo y volver. Nos ayudan a separar el grano de la paja. Nos contagian alegría y ganas de sonreír, aunque sea por lo bajín.
* Los colores y las sonrisas de Eva Armisén protagonizan la exposición «30» en la galeria Cromo de Barcelona (Riera Sant Miquel, 27) del 10 de noviembre hasta el 12 de enero. La inauguració será el viernes 10 a las siete de la tarde.
© Fotos de los cuadros: Jordi Salinas
1.Abrigo. Óleo sobre tela, 2017. 116 x 73 cm.
Eva Armisén
2. Capaz de darle la vuelta. Óleo sobre tela, 2017. 65 x 50cm.
Eva Armisén
3. Deshielo. Acuarela sobre papel hanji, 2017. 41 x 33 cm.
Eva Armisén
4. Equilibrio. Óleo sobre tela, 2017. 65x50 cm.
Eva Armisén
5. Ilusión. Óleo sobre tela, 2017. 65 x 54 cm.
Eva Armisén
6. Juntas. Óleo sobre tela, 2017. 60 x 92 cm.
Eva Armisén
7. La espera. Óleo sobre tela, 2017. 73 x 65 cm.
Eva Armisén
8.Mil caminos. Óleo sobre tela, 2017. 100 x 65 cm.
Eva Armisén
9. No perder el hilo. Óleo sobre tela, 2017. 130 x 97 cm.
Eva Armisén
10. Pájaros en la cabeza. Óleo sobre tela, 2017. 73 x 55 cm.
Eva Armisén
11. Pintando. Óleo sobre tela, 2017. 33 x 41 cm.
Eva Armisén
12. Refugio. Óleo sobre tela, 2017. 65 x 46 cm.
Eva Armisén
13.Refugio. Acuarela sobre papel hanji, 2017. 30 x 30 cm.
Eva Armisén
14.Separando el grano de la paja. Óleo sobre tela, 2017. 162 x 97 cm.
Eva Armisén
"Mostrant la mostra" és el lloc on ensenyem 14 obres que formen part d'una exposició.